Existe una estrecha relación entre las elecciones de estilo de vida, como la dieta y el ejercicio, y el peso corporal de una persona. Según los científicos, dormir con la luz o la televisión encendida aumenta el riesgo de sobrepeso u obesidad en las mujeres. Muchos factores personales y sociales influyen en el peso de una persona. Desde mediados de la década de 1970, la tasa de obesidad se ha triplicado en todo el mundo y en los Estados Unidos, se estima que el 70% de la población tiene sobrepeso u obesidad. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), tener obesidad incrementa el riesgo de padecer diversas enfermedades graves, incluyendo hipertensión arterial, niveles anormales de colesterol, diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares, osteoartritis, ciertos tipos de cáncer, problemas de salud mental y una mortalidad por todas las causas.
Las investigaciones se han centrado en la dieta y el ejercicio como factores clave en el aumento de la epidemia de obesidad. Sin embargo, otros elementos, como la genética y el sueño, también están emergiendo como influencias adicionales. Un reciente estudio publicado en JAMA Internal Medicine apunta a otra razón: la luz artificial en nuestro entorno de sueño. Dale P. Sandler, jefe de la Rama de Epidemiología y un investigador principal en el Instituto Nacional de los Institutos de Salud (NIH), NC, y el Dr. Yong-Moon Mark Park, colaborador de Sandler, lideraron la investigación.
El estudio involucró a 43,722 mujeres que participaron en el “Estudio de Hermandad”, que analizó factores ambientales y el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Cada participante proporcionó información sobre su exposición a la luz artificial durante la noche (ALAN) al inicio del estudio, lo que permitió a Park y sus colegas dividir a las voluntarias en cuatro categorías: sin luz, luz tenue en la habitación, luz fuera de la habitación, y luz o televisión encendida en la habitación. El equipo de investigación tuvo acceso a los datos que los profesionales del “Estudio de Hermandad” habían recopilado al inicio del estudio, que incluía el peso, la altura, y las circunferencias de cintura y cadera de las mujeres. También contaban con las medidas de altura y peso autoreportadas de las mujeres tanto al inicio del estudio como en el seguimiento, que ocurrió después de un promedio de 5.7 años.
Cuando los investigadores analizaron los datos, identificaron una correlación entre el aumento de la exposición a la luz y los resultados de salud al inicio del estudio. Cuanta más luz experimentaba una mujer en su entorno de sueño, mayor era su índice de masa corporal (IMC) y la relación cintura-cadera, en promedio. Por otro lado, la duración del sueño era más corta y los puntajes de actividad física y alimentación saludable eran notablemente más bajos. En el punto de seguimiento, las mujeres que tenían una televisión o una luz encendida en la habitación tenían un 17% más de riesgo de ganar 5 kilogramos (aproximadamente 11 libras) o más en comparación con las mujeres que reportaron no tener luz mientras dormían. También tenían un 13% más de riesgo de un aumento del IMC del 10%. El riesgo de tener sobrepeso u obesidad era 22% y 33% más alto, respectivamente. Las asociaciones se mantuvieron cuando Park tomó en consideración posibles factores confusos, como sueño insuficiente, dieta y actividad física.
“El hecho de que la asociación entre la luz artificial durante la noche y el aumento de peso se mantuviera después de que controláramos las características del sueño es información nueva importante”, comentó Park a Medical News Today. Sin embargo, los autores indican las limitaciones del estudio, que incluyen el hecho de que la exposición a la luz fue autoreportada y que no consideraron por qué las mujeres elegían dormir con las luces encendidas en la habitación o si la exposición a la luz cambiaba con el tiempo. “Aunque nuestro estudio proporciona evidencia más fuerte que otros estudios anteriores, aún no es concluyente. Aun así, parece razonable aconsejar a las personas que no duerman con las luces encendidas”, dijo Yong-Moon Mark Park.
“Dormir con dispositivos electrónicos, luces o la TV encendida puede ser un hábito difícil de romper. Otros pueden tener familiares que se quedan despiertos hasta más tarde con las luces encendidas”, explicó Park. “Aquellos que viven en viviendas abarrotadas o en ciudades pueden tener más dificultades para controlar la cantidad de luz que entra desde fuera de la habitación.” Mientras tanto, el equipo planea investigar cómo la exposición a la luz ambiental afecta el peso y si hay conexiones entre la luz artificial y otras condiciones, como la hipertensión y la diabetes tipo 2.